VANIA VAINILLA es DragSpectacular: "la vida es una ilusión de pechos de látex"
"LA VIDA ES UNA ILUSIÓN DE PECHOS DE LÁTEX"
Por Juan Carlos Herranz
Vania
Vainilla es una gran artista, por eso es como la más hermosa de las flores.
Ella y su álter ego —–el admirado actor Diego Millán—– crecen imparables a pesar
del estiércol que echan sobre las buenas personas los envidiosos, imbéciles y
demás despojos humanos que —–más a un@s que a otr@s—–, nos rodean en nuestras
vidas, en nuestros triunfos, en nuestro éxito como profesionales y, sobre todo,
como gente de bien. A los 17 años de edad, como no la dejaban entrar en los
locales más chic de su Zaragoza
natal, se hizo amiga de una conocida Drag Queen. Esta compañera se convirtió en
su mecenas y la lanzó al estrellato en el mundo de los tacones, el maquillaje,
las pelucas y los aplausos. Vania
Vainilla nacería, unos años más adelante, tras su célebre participación en
el dúo Evania y Adania. El resto de
su trayectoria es bien conocida por miles de seguidores que se dejan seducir
por su erotismo e inteligente ingenuidad. No existe grandeza para quien quiere
engrandecerse. No existe modelo a seguir para quien busca brillar sobre sus
semejantes. Esta aragonesa de armas tomar supo, a tan temprana edad, que para
hallar el éxito es necesario dejarlo de lado y olvidarle como meta artística.
Buscando su propia verdad ha alcanzado ese reconocimiento y su sitio entre los
más importantes transformistas de habla hispana.
Vania
Vainilla en exceso, no suele ser muy recomendable. Ni le gustan los halagos
fáciles ni acepta al falsario de turno. Mientras el río corra, los montes hagan
sombra y en el cielo existan estrellas como ella, que lo dan todo sin pedir
nada a cambio, le sobra comidas de orejas
o lamidas de trasero. El ego no es
mayor que el de sus semejantes ni aún haciendo los demás, obras más
importantes. Tal filosofía de vida le ha llevado directa al mundo de la
referencia —–a modo elegante de RuPaul—– y la divina transgresión más allá de
los escenarios. El eterno muchacho adolescente, que deseaba sobrepasar los límites de la estupidez
humana, sigue siendo Evania en
esencia. Nunca pierde la ilusión por superarse y agradecerse a sí misma la
entereza y humildad con la que lo hace día a día. Su poderío sobre las tablas
son recordadas —–a Dios pone por testigo que seguirá trabajando pisándolas con
fuerza—–, en discotecas como Joy Slava, Kapital, DLRO, Griffin’s, Vuélvete
Loca, Garamond o LL Bar. Señores y señoras. Damas y caballeros… con
ustedes… la inimitable, la gran coleccionista de muñecas Barbie —–posee una colección impresionante de estas muñecas—–, la inigualable y, sin
embargo, diferente a tod@s en el mundo mundial… ¡Vania
Vainilla!
-
¿La vida es ilusión?
¡La vida es un carnaval! —–exclama
con simpatía una de las Drags Queen más queridas por el público—–. La vida es una ilusión de pechos
de látex y pelo rubio.
-
¿Cómo
profesional te sientes a gusto caminando entre las tinieblas y la luz?
Yo
siempre camino hacia la luz, siempre hay que tener luz —–enfatiza con la buena
energía y simpatía que ha seducido al público—–. Unas buenas lentejuelas
es lo que te da luz.
-
¿Has
vivido alguna mala experiencia en tu trayectoria como transformista?
Nunca —–responde entre risas—–. La verdad es que no recuerdo ninguna mala experiencia pero, si tuviera
que experimentarla, la espero con muchas ganas —–reflexiona restando
importancia a la pregunta—–. No recuerdo ningún obstáculo… Quizá me han
intentado poner algunas zancadillas pero las tengo olvidadas. Las zancadillas
se tienen que dejar atrás si quieres permanecer en este mundo.
-
Un
mundo que te ha permitido ser protagonista de portadas, aparecer en televisión,
triunfar sobre las tablas… ¿Alguna vez te has sentido Dorothy en el sendero de baldosas amarillas del Reino de Oz o has tenido
que trabajar duro para llegar a ser reconocida como Vania Vainilla?
Me
ha costado mucho. Llevo muchos años trabajando en infinidad de discotecas,
sobre cientos de escenarios y llegando a estar inmersa en muchos proyectos en
los que, sin querer participar, me he sacrificado con ahínco —–su rostro se torna serio recordando
sus pasos por la vida—–. El
álter ego de Vania Vainilla tiene que comer como tod@s y el esfuerzo dignifica
más allá de un espectáculo a la vista de mi querido público.
-
¿Dónde
comenzaste a crecer como artista?
Yo
comencé en Zaragoza —–declara
con sumo cariño—–. La primera
vez que tuve contacto con el mundo del transformismo fue en el año 2001 en
Zaragoza. Nunca olvidaré mis primeros pasos… ¡Son muchos pasos y muchos años
ya! —–una carcajada hace eco por todo el camerino.
-
¿Qué
le dirías a la nueva generación de artistas que sueñan con llegar a ser igual
de admirada y querida que Vania Vainilla?
Nadie
tiene que ser como yo —–explica
con humildad—–. Triunfar sobre
los escenarios y convencer al público, implica ser único, tener gran
personalidad y estar dispuest@ a superar cualquier obstáculo o zancadilla que
pueda aparecer en ese camino de baldosas amarillas que mencionabas en otra
pregunta. Uno tiene que pisar fuerte, se ponga delante de ti quien se ponga, y
tener una personalidad arrolladora. Si los nuevos artistas no tienen autoestima
están perdidos.
-
¿Has
visitado muchos despachos para poder
tener oportunidades laborales?
Estoy
alcanzando el reconocimiento del público por mí misma, por mi trabajo, por mi
dedicación absoluta a hacer reír a mis semejantes —–su mirada destila terrible formalidad—–. Nunca he chupado nada… ¿Los periodistas tenéis que chupar algo
para hacer vuestra labor?... —–tira
la piedra sin esconder la mano—–.
A mí nunca me ha tocado visitar
ningún despacho…
-
Nadie
puede negar que tienes prestigio a nivel nacional ¿Tu álter ego necesita la
fama para sentirse artista?
Vania
Vainilla soporta sobre su espalda muchas horas de preparación y muchos años de
estudio para hacer de los escenarios un carnaval que endulce la vida de mis
seguidores hasta en los momentos más difíciles —–afirma con honestidad—–.
La fama ayuda pero la formación de un verdadero artista depende de la vida.
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